29 diciembre, 2020 8:57


Vacuna rusa: polémica en Uruguay por una declaración de Alberto Fernández

MONTEVIDEO.- El supuesto ofrecimiento de Alberto Fernández de ayuda a Uruguay para conseguir la vacuna rusa derivó en una polémica política interna, con críticas de la oposición al presidente Luis Lacalle Pou.

¿Qué planteó el presidente argentino? ¿Uruguay le pidió algo? ¿Cuándo fue que hablaron Fernández y el canciller oriental, Francisco Bustillo? El episodio, fruto de una charla informal, no tendrá consecuencias prácticas, pero sirvió para alimentar el debate político en Uruguay. Y eso se da justo cuando el gobierno uruguayo es increpado por la oposición por no tener fecha concreta para comenzar a vacunar, ni contrato cerrado con algún laboratorio internacional, más allá de haberse integrado al Fondo de Acceso Global para Vacunas Covid-19 (Covax).

La polémica se abrió el domingo cuando Fernández declaró a Radio 10 que estaba ayudando a dos gobiernos de la región para conseguir la vacuna rusa. «Hablé con el canciller uruguayo, mi amigo ‘Pancho’ Bustillo, y hablé con el presidente de Bolivia, Luis Arce. Les dije que, en lo que yo pudiera ayudar, contaban conmigo. Me puse a disposición para ayudarlos y generar los contactos necesarios para ayudarlos a tener la vacuna».

Pero fue más lejos: «Me limité a ellos dos porque fueron los dos que me lo pidieron […] todo lo que podamos hacer por ayudar a ellos y a los que necesiten lo haremos». Es decir, las declaraciones del presidente argentino ubicaron a Uruguay como el origen del pedido para obtener vacunas. La versión de Uruguay es muy distinta. No hubo declaraciones públicas, pero tanto el presidente Lacalle Pou como otros funcionarios de gobierno hablaron en rondas informales.

Nunca hubo pedido de ayuda a Fernández. No hubo conversación sobre el tema en estos días. No hubo intermediación, ni la hay en camino. ¿Qué pasó entonces?

Alberto Fernández y Francisco Bustillo, durante un encuentro en Madrid, en septiembre de 2019

Hace unos 15 días, mientras Fernández y Bustillo, que son viejos amigos, chateaban por WhatsApp, el presidente argentino le preguntó al canciller uruguayo cómo le había ido en la visita oficial a Moscú y si había hecho contactos por la vacuna. Bustillo le dijo que había sido muy buena misión pero que él no estaba abocado a la vacuna (el gobierno uruguayo ha preferido explorar otros productos).

En ese diálogo, Fernández le dijo que si quería negociar con los rusos, él tenía un vínculo directo en el tema. Fue entonces que le compartió un contacto teléfonico de un jerarca ruso. Bustillo le contestó que no participaba en la definición de la vacuna pero que reenviaría el contacto a los que estaban en el asunto. Así lo hizo, hace dos semanas atrás. Eso fue todo.

Uruguay sigue otras tratativas, con la vacuna de Pfizer a la cabeza, sin cerrar contrato por ahora.

Luis Lacalle Pou y Alberto Fernández, seguidos por Bustillo y el embajador argentino Alberto Iribarne, en la estancia presidencial Anchorena

En el gobierno uruguayo llamó la atención lo que dijo Fernández en Radio 10, porque se interpretó como un pedido de ayuda y una oferta de gestión. Aseguran que no fue así.

Pero desde la oposición salieron duro contra Lacalle Pou. El diputado del Partido Comunista Gerardo Núñez criticó al gobierno uruguayo por la demora en anunciar vacunación y lo comparó con lo que sucede en Buenos Aires: «Yo me alegré cuando escuché al presidente de Argentina que intenta ayudara Uruguay y a Bolivia a encontrar un camino a la vacuna».

«Es de no creer: en medio de una crisis sanitaria hay quienes critican la vacuna rusa con argumentos de la guerra fría», agregó, para señalar que «poco importa quien fabrique la vacuna» y lo que interesa es «si es efectiva y ayuda a combatir la pandemia», porque, concluyó, «Uruguay precisa un plan de vacunación urgente».

Luis Lacalle Pou, Alberto Fernández, Francisco Bustillo y el embajador argentino en Uruguay, Alberto Iribarne, en la estancia presidencial Anchorena

El diputado por el Movimiento Tupamaro Daniel Caggiani, en tanto, felicitó públicamente el mandatario de Argentina: «Muy buen gesto del presidente Argentino Alberto Fernández ofreciéndose a ayudar a Uruguay para conseguir vacunas».

Del mismo sector político, el intendente de Canelones, Yamandú Orsi, dijo: «Hoy sabemos que el gobierno argentino ofrece su apoyo, hay varias opciones y algo hay que resolver. Ojalá lleguemos a tiempo».

La senadora por el oficialista Partido Nacional Graciela Bianchi quitó trascendencia a las expresiones de Fernández: «No me consta en absoluto y no creo que haya ayudado ni ofrecido ayuda». La legisladora declaró que «Uruguay tiene sobrado prestigio internacional» para poder llegar a las vacunas, «mucho mejor que Argentina».

Ni la Casa de Gobierno ni la Cancillería quisieron emitir una declaración oficial, pero las declaraciones de Fernández no cayeron bien. En el gobierno razonan linealmente: Bustillo había estado en Moscú con el Ministro de Relaciones Exteriores de la Federación de Rusia, Sergei Lavrov, y si aparte de ese contacto al más alto nivel precisaban un contacto de WhatsApp de un negociador de la vacuna es porque la diplomacia no funciona.

Fernández dejó a Uruguay en una posición de debilidad, pidiéndole ayuda, pero en Montevideo aseguran que eso no fue así, ni parecido.


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