26 junio, 2023 10:33
El grupo paramilitar ruso Wagner que se sublevó 24 horas e inició una marcha sobre Moscú desde sus posiciones en Ucrania, se replegó este domingo tras un abrupto acuerdo con el Kremlin para que su líder Yevgeny Prigozhinse exilie en Bielorrusia.
Este pacto fue uno de los mayores desafíos del presidente Vladimir Putin en más de 20 años en el poder. La revuelta del grupo Wagner y su líder Prigozhin expuso las vulnerabilidades entre las fuerzas rusas justo en un punto álgido de la guerra en Ucrania.
Según el acuerdo, Prigozhin irá a Bielorrusia, aunque aún no era certero cuándo abandonará Rusia. Tampoco trascendió dónde se encontraba actualmente el jefe de las milicias, quien no aparece desde el sábado.
Prigozhin desafió a la autoridad de Putin, de su ministro de Defensa y del jefe de las Fuerzas Armadas, tomó posiciones en la ciudad de Rostov del Don, en el sudoeste de Rusia, y desde allí avanzó con sus hombres a menos de 400 kilómetros de Moscú.
Rusia desplegó tanques y soldados en las márgenes de la ciudad a la espera de posibles enfrentamientos que no se concretaron.
De manera abrupta, el líder de Wagner dio marcha atrás y ordenó el regreso de los combatientes a sus bases, tras una mediación del presidente bielorruso, Alexandr Lukashenko, uno de los pocos aliados de Rusia en Europa.
«Esta mañana Alexandr Lukashenko habló por teléfono con su par ruso, Vladímir Putin», publicó el canal de Telegram Pul Pervogo, cercano al líder bielorruso, citado por la agencia de noticias rusa Sputnik. Ayer, los dos mandatarios mantuvieron dos conversaciones telefónicas.
Además, esta tarde, Lukashenko tuvo un diálogo por teléfono con el primer presidente de Kazajistán, Nursultán Nazarbáyev, para examinar la situación internacional y regional, pero no confirmaron si abordaron el tema ruso.
Los mercenarios retiraban hoy de la región de Voronezh, fronteriza con Ucrania, informaron autoridades locales. También abandonaron la región de Lipetsk, al sur de Moscú, según consignó la agencia AFP.
Sin embargo, en la capital rusa y sus alrededores, el «régimen de operación antiterrorista» instaurado ayer a raíz del motín, seguía hoy en vigor. Las restricciones también continuaron en la autopista que une Moscú con Rostov del Don, centro neurálgico de las operaciones rusas en Ucrania.
Ante la situación reciente, el alcalde de Moscú, Serguei Sobyanin, declaró feriado.
Prigozhin aseguró anoche que ponía fin a la rebelión para evitar un «baño de sangre«. Así, el líder de Wagner marchará a Bielorrusia y evitará ser judicializado en Rusia, al igual que sus combatientes, tenida cuenta de los «méritos en el frente» ucraniano del grupo paramilitar, informó el vocero del Kremlin, Dmitri Peskov.
El grupo paramilitar tuvo un papel clave junto al Ejército ruso en la ofensiva en Ucrania. Para el consejero presidencial ucraniano Mijailo Podoliak, «Prigozhin humilló a Putin y al Estado, y demostró que ya no existe un monopolio legítimo de la violencia» en el país.
Tiene 62 años, nació en San Petersburgo y es ultranacionalista. Antes de ser empresario, estuvo preso diez años en la década del 90 sin saberse el motivo hasta hoy. Cuando salió en libertad vendió panchos, mezclaba la mostaza en la cocina de un familiar y su ganancia era de u$s 1000.
Supo cómo hacer contacto entre la comunidad empresarial y la elite política del país. Logró abrir rápidamente su primer restaurante e ingresó al mundo del catering para eventos de gran importancia, como cenas de gala o agasajos a importantes invitados.
Trabajo que lo llevó a ganarse el apodo de «ched de Putin». Pero tiene muchas más facetas que lo llevaron a percibir sanciones internacionales por actividades ilegales y fundó una fábrica de trolls.
Prigozhin criticó duro en los últimos meses al ministro de Defensa, Serguéi Shoigú, y al jefe del Estado Mayor, Valeri Guerásimov, a quienes desafió constantemente con audios y vídeos plagados de insultos, gritos y acusaciones de incompetencia y desorganización en la estrategia bélica en Ucrania